El hábito es una conducta adquirida que se repite sistemáticamente a lo largo del tiempo. Esta conducta inicialmente se realiza de forma consciente, sin embargo, progresivamente se vuelve inconsciente. Un mal hábito oral, es cualquier conducta nociva que atente no solo contra la salud de las estructuras y funciones orofaciales, sino también con la calidad de vida del individuo y produce alteraciones del habla en la infancia. El mantenimiento de esta conducta generará o acentuará desequilibrios en las fuerzas de los músculos que podrán producir alteraciones del habla. La acción deformadora que causa el desequilibrio entre las fuerzas depende de 3 factores muy importantes que son: la edad en que comienza el mal hábito, el tiempo de duración y la frecuencia con que se realiza. De esta forma, mientras menos sea el tiempo de exposición, menor será el daño ocasionado.
Los malos habitos más comunes que producen alternaciones del habla en la infancia
Succión del dedo
Una de las causas más comunes de las alteraciones del habla en la infancia, es la succión de dedos. El niño se introduce el dedo en la boca, por lo general el pulgar. Este es un hábito que puede provocar alteraciones del habla y que debería desaparecer en el niño a los 3 años aproximadamente, debido a que a esa edad ya están todos los dientes de leche en boca y puede desarrollarse una mala oclusión dental. Si se deja de chupar el dedo a esta edad, las alteraciones mínimas se pueden resolver de forma espontánea. De lo contrario, se puede desarrollar una mala mordida y deformaciones en la posición de los dientes, así como también dificultades posturales de la mandíbula.
Desde las teorías psicológicas se plantean la hipótesis que es el resultado de la ausencia de contacto corporal y emocional, después de los tres años puede considerarse sintomática: una manifestación de angustia y ansiedad. Constituye una actividad autoerótica con la que el niño busca reaseguramiento a la vez que expresa su necesidad de contacto corporal y emocional. En general, estos niños retraídos que se sienten desamparados necesitan más contención emocional de su familia que otros. La succión continua expresa inconscientemente para el niño, la vivencia de aquello que se ha tenido y se ha perdido en épocas tempranas (primeros meses de vida), como la continuidad con el vínculo materno, afecto, seguridad, cuidado, etc. Es una manera de defenderse frente a la irrupción de ansiedades tempranas derivadas de la separación con su madre o sustituto o de la presencia de problemas familiares.
Respiración oral-bucal
Se da frecuentemente en niños que presentan insuficiencia respiratoria nasal y buscan respirar por la boca. El niño para poder respirar, abre la boca, desciende su lengua produce una posterorotación de la mandíbula para poder conseguir aire. Se suelen caracterizar por tener paladar ojival (alto y estrecho), maxilares inferiores estrechos así como también dificultades en su mordida y dientes. A estos pacientes se los debe tratar de forma multidisciplinar, con la participación de profesionales como otorrino, pediatra, ortodoncista y odontopediatra. Es importante el diagnostico precoz para evitar alteraciones del habla, estéticas, dentales y maxilares, funcionales y psíquicas.
La respiración oral solo interviene en los momentos de esfuerzo físico donde el paso del aire por las fosas nasales no es suficiente, o cuando hay alguna infección respiratoria transitoria.
Comentarios
Los malos hábitos orales dificultan el habla y la alteran, entre estos tenemos: La Succión del dedo, la cual consiste en la introducción de un dedo en la boca y succionarlo de forma repetida. Este hábito ha de eliminarse a los 2-3 años aproximadamente, pues a esa edad el niño tiene todos los dientes de leche en boca y puede producir alteraciones en el desarrollo de los maxilares y del posicionamiento dental. Además, problemas fonéticos y de masticación están presentes en niños portadores de este hábito. Lo cual puede producir un paladar ojival: es un paladar estrecho debido a que la curva que forma el paladar se acentúa más. También una Mordida abierta: los incisivos superiores no contactan con los incisivos inferiores, sino que se crea un espacio entre ellos que permite que la lengua se interponga. La inclinación de los incisivos superiores hacia afuera. Hay que comenzar por modificar la conducta con la ayuda e involucración de los padres, haciéndole entender al niño que el hábito de chuparse el dedo está mal. Además, la respiración oral; Al no tratarse de una acción natural, la respiración oral puede acarrear muchos problemas especialmente en niños en edad de desarrollo. El bajo rendimiento por la falta de oxígeno o la apnea del sueño, aquellos que respiren de manera oral, tendrán problemas de mal aliento, caries o enfermedades de las encías; esto se debe a que este tipo de respiración facilita la entrada de bacterias en la boca.
Los malos hábitos que puede adquirir un niño a lo largo de su infancia; en ocasiones por imitación de los adultos, inducido por otros niños o por propia costumbre adquirida. Es importante el diagnóstico precoz para evitar las alteraciones del habla, estéticas, dentales y maxilares, funcionales y psicológicas. Es responsabilidad de los padres vigilar esos hábitos, identificar los que pueden tener malas consecuencias y atajarlos tan pronto como sea posible
Es interesante ver como ciertos hábitos pueden ser buenos en un momento determinado, ya sea como un recurso alternativo (respiración oro-bucal) o parte de una etapa del desarrollo (succión del dedo); pero el uso excesivo de estos pueden acarrear mayores consecuencias negativas para el desarrollo del niño. Muy pocos saben, en especial los padres de familia, que estos hábitos que en apariencia parecen son conductas graciosas o poco nocivas pueden traer consecuencias significativa en el desarrollo del habla y en la salud del menor, ya que existen posibilidades que tengan repercusiones negativas en la producción del habla, las estructuras anatómicas de la boca y hasta podrían ser señales de una necesidad emocional del menor. Finalmente, mayor tiempo que pase sin corregir estos malos hábitos conlleva a una intervención varios especialistas, algo que se puede evitar con una buena observación y detección de estos hábitos en casa desde tempranas edades como lo mencionan en el articulo.
Considero que es una información muy valiosa que es importante incluirla dentro de charlas psicoeducativas que se brinden a los padres en las áreas de salud pediátrica y en las instituciones educativas básicas de nivel inicial y primaria.
Los malos hábitos orales mencionados en el artículo; succión
del dedo y respiración oral-bucal, causan alteraciones funcionales y estructurales
orofaciales si son realizadas con una frecuencia y duración prolongada. Y para
su intervención es necesario un equipo multidisciplinar como el psicólogo,
terapeuta de lenguaje, odontopediatra, ortodoncista, pediatra y otorrino.
Con respecto a la succión del dedo en el niño a nivel psicológico
muestra indicadores de una necesidad de contacto corporal y emocional para la
cual debe realizarse una intervención también a nivel familiar.