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Atención educativa de personas adultas con necesidades especiales

03/08/2018
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El proceso educativo no termina con el paso por las instituciones, para quienes han tenido la posibilidad de pasar por estas, ni con el período de educación formal. No dejamos de aprender desde que nacemos, viviendo nuevas experiencias que nos invitan a adquirir capacidades para la vida diaria. Sin embargo, debemos seguir trabajando para la plena inclusión, desde laatención educativa de personas adultas con necesidades educativas especiales.

En 2017, la plataforma Plena Inclusión, publicaba un estudio en el que recogían las distintas necesidades que presentan las personas con discapacidad para su plena inclusión en la sociedad.

El proceso de desarrollo personal está determinado por las posibilidades de recibir una educación adecuada, disponiendo de distintas habilidades y conocimientos para poder desarrollar una vida autónoma. Así, contar con la oportunidad de participar en la vida social, aprender y sentirse parte de la ciudadanía, representa un aspecto fundamental para mejorar la propia calidad de vida.

La organización de Naciones Unidas (ONU) en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, exponía:

“Los Estados partes reconocen el derecho de las personas con discapacidad a la educación…asegurarán un sistema de educación inclusivo a todos los niveles así como la enseñanza lo largo de la vida”

A pesar de los preceptos de esta convención, ratificados por los estados miembros, entre ellos España, resulta fundamental continuar trabajando para superar métodos y enfoques educativos que aún hoy se basan en la segregación en función de las capacidades.

La dotación de recursos suficientes, el trabajo de investigación para la mejora de las condiciones de participación e inclusión en las escuelas e institutos, así como el reconocimiento de prácticas inclusivas, se convierten en factores esenciales para garantizar la plena inclusión ciudadana de todas las personas en nuestra sociedad.

¿Qué dice la legislación sobre necesidades educativas especiales?

Una de las necesidades más urgente, se relaciona con la adquisición de un compromiso en relación al desarrollo de políticas públicas que permitan el acceso y permanencia en todas las etapas del sistema educativo, en igualdad de condiciones, garantizando la construcción de un sistema educativo inclusivo.

La puesta en marcha de la Ley 51/2003, de 2 de diciembre, de igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad complementó los avances realizados con la Ley de Integración Social de los Minusválidos (LISMI), culminando posteriormente en la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de Dependencia.

Sin embargo, a pesar de los avances producidos en relación a los derechos de las personas con diversidad de capacidades, las mencionadas leyes partían de concepciones basadas en el modelo médico, centradas en  propuestas asistencialistas y basándose en la dependencia como un fenómeno que limita las posibilidades de estas personas, en detrimento de las posibilidades de autonomía e independencia.

Educación de personas adultas con necesidades educativas especiales

El impulso a la aparición de una transformación en la conciencia social y por tanto en el modelo educativo en referencia a las personas con discapacidad, estuvo impulsado por la UNESCO, con su apoyo definitivo al modelo de educación inclusiva, comprendiendo las instituciones educativas como comunidades de apoyo que garantizaran la participación, el peno desarrollo y la promoción de todos los estudiantes más allá de sus capacidades.

Estas transformaciones se han reflejado en las distintas normativas estatales y autonómicas en materia de educación. Aunque, como indica el último Informe de la ONU, realizado por el Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, aún existen graves violaciones en nuestro sistema educativo en relación a la consecución de la plena inclusión por parte de las personas con discapacidad.

La inclusión desde distintos espacios para la educación

El modelo educativo centrado en las capacidades, desarrollado por Amartya Sen y Martha Nussbaum, se centra en generar aprendizajes que vayan más allá de las competencias educativas. En palabras de Nussbaum, se “concibe a cada persona como un fin en sí misma y no se pregunta solamente por el bienestar total y medio, sino también por las oportunidades disponibles para cada ser humano”.

Así, el enfoque de desarrollo humano o de las capacidades, pone el punto de partida del cambio en transformar la forma en que medimos el crecimiento de nuestros países y el desarrollo de la sociedad, buscando que las necesidades de las personas se conviertan en el centro de todas nuestras propuestas.

Desde la educación inclusiva, potencia la variedad y diversidad de capacidades de las personas para su desarrollo personal, apoyadas en la convivencia social y el reconocimiento de sus derechos.

La educación inclusiva, requiere ser capaces de erradicar nuestra cultura del individualismo, promoviendo modelos centrados en la colaboración y el trabajo en equipo. Se trata de flexibilizar nuestras prácticas para proveer espacios de convivencia, donde cada persona pueda contribuir al beneficio grupal.

Nuestro reto desde la educación no es pensar solo en la persona con discapacidad. Nuestro reto es pensar en la diversidad de capacidades presentes y en los apoyos necesarios de cada estudiante para alcanzar su pleno desarrollo en la sociedad.

De esta forma, existen distintas medidas que podemos tomar en nuestras prácticas diarias para proveer espacios inclusivos de aprendizaje:

  • Primar los grupos heterogéneos en capacidades y competencias potenciando la diversidad del aula.
  • Realizar un seguimiento y apoyo continuado de las tarea. Primando la evaluación cualitativa del proceso de aprendizaje sobre la calificación cuantitativa.
  • Resaltar las potencialidades de cada estudiante y sus posibilidades de contribuir al resultado final del grupo.

La ciudad como currículum para la ciudadanía inclusiva

Para trabajar desde la inclusión, debemos otorgar la plena accesibilidad a todos los espacios de las personas con discapacidad. Por tanto, es fundamental eliminar las distintas barreras que impiden el disfrute de una vida plena. Un aspecto que se ve potenciado por el desarrollo de las nuevas tecnologías, como ponen de manifiesto las ciudades de Salzburgo, Berlín o Gotemburgo. Pero, que también podemos comprobar en la ciudad española de Ávila.

El primer Congreso Mundial de Ciudades Educadoras, desarrollado en Barcelona en 1990, abrió el camino a otras formas de concebir la educación y el aprendizaje. Esta propuesta trazó un camino para construir modelos educativos que transgredieran las instituciones formales, abriéndose a otros espacios de aprendizaje.

En este sentido, se concibe la ciudad como un “currículum”, desde el que potenciar un nuevo modelo de educación. Numerosas experiencias se han desarrollado desde entonces, combinando distintas perspectivas en la construcción y desarrollo de estas ciudades.

Las propuestas lanzadas desde las ciudades educadoras, pueden representar un factor fundamental para concebir las ciudades como un espacio para el aprendizaje de las personas que conviven en ellas.

Escuchar y aprender en la aldea global: ¿Un laboratorio para la inclusión?

Transgredir los muros escolares, conjugando nuevos modelos educativos, es en un paso más hacia la plena inclusión. Estas experiencias de innovación educativa, son una oportunidad para encontrar nuevos espacios donde compartir y construir modelos de educación inclusiva.

Los laboratorios de innovación educativa y ciudadana, surgidos en distintas ciudades representan un modelo a considerar como forma de pensar las transformaciones sociales necesarias teniendo en cuenta las necesidades de las personas más vulnerables. Estos espacios permiten trabajar conectando instituciones y ciudadanía, relacionando personas de distintas edades e intereses. De esta forma se fomenta la búsqueda de soluciones a problemas comunes.

En educación, un ejemplo puede ser el Lab desarrollado por la Cooperativa de enseñanza José Ramón Otero, desde el que se trabaja con un enfoque cooperativo y desde modelos inclusivos. Otras experiencias, recogidas desde el laboratorio ciudadano de inclusión nos invitan a emprender desde la diversidad, para construir una educación inclusiva.

No queremos cerrar este artículo sin hacer referencia al Banco de Experiencias de las Ciudades Educadoras, donde podréis consultar distintas prácticas desarrolladas en estas ciudades para extender la educación más allá de las aulas.

¿A qué esperas para poner en marcha tu propio laboratorio de educación inclusiva?

“La gente no lucha por la renta nacional, lucha por una vida con sentido para ellas mismas”

Categorizado en: Educación y Sociedad

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