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Trabajo Social Clínico, ¿intrusismo profesional?

03/03/2022
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No existe consenso internacional sobre la cuestión de reconocer el Trabajo Social Clínico (TSC) como una especialización más de la disciplina. En países como Canadá, Estados Unidos, Noruega, Alemania o Suiza, entre otros, la profesión está plenamente desarrollada y existe una regulación oficial. Pero en países como el nuestro, el debate está servido.

Orígenes del Trabajo Social Clínico

Si realizamos un análisis histórico de la disciplina, la práctica del Trabajo Social Clínico es tan antigua como la profesión misma. Es el resultado de la evolución e integración de diferentes métodos y escuelas que se han ido desarrollando a lo largo de su praxis.

Sus orígenes se remontan al casework o trabajo social de casos, procedimiento de intervención psicosocial que fue desarrollado por Mary Richmond. Esta pionera revolucionó la forma de ayudar a la población más necesitada y desarrolló un modelo de intervención que se alejaba de la caridad. Comenzó a sistematizar las técnicas, herramientas y teorías que forjarían las bases del Trabajo Social como disciplina científica.

En muchos países, el Trabajo Social Clínico ha sido inherente a la profesión desde sus inicios integrándolo de forma habitual en el quehacer diario. No ha sido hasta hace algunas décadas que el colectivo profesional empieza a considerarlo una especialidad más y aboga por su reconocimiento a todos los niveles.

¿Qué es el Trabajo Social Clínico?

Amaya Ituarte Tellaeche, considerada como la precursora del Trabajo Social Clínico en España, lo define como:

“una práctica del trabajo social y un proceso relacional psicoterapéutico que trata de ayudar a un cliente a afrontar sus conflictos psicosociales, superar su malestar psicosocial y lograr unas relaciones interpersonales más satisfactorias, utilizando sus capacidades personales y los recursos de su contexto socio-relacional”.

Amaya Ituarte Tellaeche (2017, p.20)

La práctica del Trabajo Social Clínico se nutre de teorías, métodos e instrumentos propios que buscan producir cambios. Se pretende reducir el malestar o aumentar el bienestar de individuos o colectivos teniendo en cuenta no sólo sus problemas relacionales y emocionales, como ocurre con otras disciplinas, sino que centra el foco también en la relación de la persona con su entorno.

En la práctica de la profesión, desarrollamos nuestras intervenciones desde un enfoque holístico de la persona. Analizamos los diferentes factores que le provocan malestar y que entendemos que son estructurales además de biológicos. Esta consideración es la que marca la diferencia con otras disciplinas como la psicología o la psiquiatría. 

Ámbitos y colectivos de actuación

El Trabajo Social interviene con todos los grupos de población, independientemente de cualquier tipo de consideración social, cultural, religiosa, económica, etc. Busca promover cambios que empoderen a las personas en su proceso vital desde el compromiso ético, respetuoso y responsable.

Por tanto, los ámbitos de actuación donde puede ejercerse el Trabajo Social Clínico son numerosos; en Servicios Sociales (atención primaria y especializada), sistemas de protección a la infancia, sistema público de salud y en servicios de salud mental, trabajo social pericial y forense, con personas mayores, en servicios de atención a la diversidad funcional y / o situaciones de dependencia, migraciones, prisiones, infancia, educación, violencia de género o consultas privadas de Trabajo Social,...        

¿Intrusismo laboral o legitimidad de la profesión?

Actualmente, hay un ferviente debate sobre la legitimidad o no del Trabajo Social Clínico para llevar a cabo intervenciones psicoterapéuticas en el transcurso de su práctica laboral.

Un ejemplo de ello es la reciente queja que el Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Occidental ha interpuesto ante la Universidad Pablo de Olavide. Sostienen que su Título Propio “Diploma de especialización en Trabajo Social Clínico” no debe formar en intervención psicológica a sus estudiantes. Alegan que esta técnica, tanto si se produce en el ámbito privado como público, debe realizarse por profesionales de la psicología debidamente habilitados/as para tal fin.

Al hilo de esto, cabe señalar que la terapia no es una práctica profesional sólo atribuible a la psicología o la psiquiatría. Puede y debe ser asociada a las profesiones de las ciencias sociales, siendo ésta una intervención multidisciplinar.

La cuestión está en dotar a los trabajadores y las trabajadoras sociales de los adecuados valores, conocimientos, habilidades y competencias. Es primordial una rigurosa formación, en línea con el código deontológico y ético de la profesión que será indispensable para llevar a cabo una intervención psicoterapéutica efectiva.

Trabajo Social Clínico en tiempos de pandemia

Situando la profesión en el contexto actual, la pandemia por Covid-19 ha provocado una crisis sanitaria, económica y social sin precedentes en la época moderna. El ejercicio del Trabajo Social está quedando tristemente devaluado y empañado por la creencia de que sólo se ocupa de la mera gestión de recursos sociales y realización de trámites administrativos.

El acompañamiento social y la atención personalizada que tanto caracteriza nuestra profesión están siendo relegados por las exigencias burocráticas, la escasez de recursos y la falta de personal.

El Covid-19 ha golpeado a todo el mundo de una u otra forma, pero ha generado mayores desequilibrios económicos, sociales y digitales en la población vulnerable. Los índices de desigualdad han alcanzado límites semejantes a los sufridos en la crisis económica de 2008.

Las consecuencias de la pandemia no son cuantificables en su totalidad porque aún nos encontramos inmersos en ella. No obstante, ha quedado patente la debilidad del Estado de Bienestar en España. Pilares como la educación, la sanidad o los servicios sociales se han visto desbordados y poco apoyados por la administración.

Ante la actual situación, la presencia del Trabajo Social Clínico es primordial. Debe participar en los procesos de cambios sociales que están sucediéndose y que son necesarios que sucedan. Es indispensable una (re)construcción social a todos los niveles (individuos, grupos, organizaciones y comunidades) que esté apoyada por profesionales de la transformación social; los trabajadores y las trabajadoras sociales.

Categorizado en: Educación y Sociedad

No hay comentarios

  1. Lisa Simpson dice:

    Yo diría que no hay debate, sino más bien una negativa de una minoría proveniente de la psicología que se opone a que otros profesionales convivan en el mismo espacio profesional. Vamos, que quieren mantener su oceano azul en la psicoterapia. Este problema solo lo tenemos en España, el resto de los trabajadores sociales del mundo no tienen impedimentos para hacer bien su trabajo, porque renunciar a la psicoterapia en Trabajo Social es hacer mal nuestro trabajo, y esto no pasa por voluntad propia sino por la instrusión de otra disciplina que pretende marcar las directrices. Eso si que es intrusismo.

    0
    • Beatriz Hernández Caballero dice:

      Buenas tardes Lisa,

      Su aportación sobre la reticencia de los y las profesionales de la psicología a que la psicoterapia se abra a otras disciplinas es muy interesante. Tal y como indica, en otros países estas dificultades no existen y se realiza de forma habitual y aceptada en el desempeño de la disciplina.

      ¡Gracias por su comentario!

      Reciba un cordial saludo

      0
  2. MIRTHA ANDRADE dice:

    interesada en obtener información profesional actualizada del trabajo social

    0

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