En los años 90, cualquier tipo de viaje era administrado por los profesionales existentes en agencias de viajes, quiénes aconsejaban y movían cielo y tierra para conseguir el itinerario que más conviniera al turista, con el precio más económico, la cobertura más completa y dónde se incluyeran todos los productos y servicios, de manera que se aseguraban de que el cliente obtendría un servicio de calidad a través de un contrato turístico.
Estos gestores turísticos se encargaban de contratar el transporte, hospedaje así como a: guías, traductores, traslados, entradas a monumentos…
Por lo que, unían todos los servicios requeridos a un precio asequible y de esta manera; comercializaban el denominado: contrato turístico considerado un acuerdo de voluntades que se celebra entre el prestador de servicios turísticos y el usuario-turista quien trasfiere obligaciones y derechos a la empresa contratante.
Era esta delegación de obligaciones y derechos la que hacía más llamativa la contratación de servicios a las agencias de viajes, ya que dejabas que “otro” administrara tu viaje.
Es cierto que las agencias de viajes suponían los principales intermediarios con los que un cliente realizaba el contrato turístico, pero esta situación cambió con el boom de internet del siglo XXI.
Gracias a este movimiento muchas personas encontraron a su disposición el material y los conocimientos necesarios para comprar su vuelo, planificar su ruta o reservar su alojamiento, lo que suponía el declive inminente de las agencias de viajes.
"En la actualidad, en España existen por término medio 1,36 agencias por cada 10.000 habitantes, cifra ligeramente inferior a la registrada a cierre de 2011"
La escasez de tiempo y la saturación de información.
Es cierto que la proliferación de internet supuso la sentencia de muerte para las agencias de viajes tradicionales. Pero no todo es de color de rosa en el mundo virtual.
La sobrecarga de información y la escasez de tiempo del que dispone el usuario para realizar la planificación de su viaje, han supuesto la vuelta a las agencias de viajes tradicionales y por consiguiente a los contratos turísticos emitidos por ellas.
Esto nos muestra que es posible un resurgimiento, aunque para que se produzca una vuelta real es necesario que las agencias de viajes lleven a cabo las siguientes actualizaciones:
- Ofrecer servicios similares a los de las agencias de viajes online, pero con el valor añadido de ofrecer un trato humanizado.
- Comunicación a través del móvil.
- Elaboración de un viaje especial ajustado a los deseos del consumidor utilizando para ello los avances tecnológicos necesarios
- Mayor presencia y promoción en la red, de manera que incrementen su visibilidad y hagan atractivo el producto que venden en el principal escaparate: Internet.
Ciertamente la tecnología está ganando cada vez más terreno en nuestra vida cotidiana, pero hay factores en los que aún no puede influir y estos son los que contribuyen a evitar la progresiva informatización de la sociedad ,y por consiguiente la deshumanización de esta.