El préstamo participativo se está convirtiendo en una de las formas de financiación más demandadas por las startups y por las pymes. Sus requisitos de acceso asequible, su amplio periodo de amortización y carencia lo convierten en una forma de financiación interesante para empresas de reciente creación.
Pero como siempre, y más en el mundo financiero, debemos leer la letra pequeña para no llevarnos sorpresas. En este caso nos gustaría, no solo conocer en que consiste este tipo de préstamo sino ir un poco más allá y ver también sus implicaciones fiscales.
Definición de préstamo participativo
El préstamo participativo es una forma de financiación de empresas que se caracteriza por la participación del prestamista en los beneficios de la empresa financiada, además del cobro de un tipo de interés fijo. Es una alternativa de financiación que se emplea principalmente en empresas de tamaño medio o pequeño y en fases de crecimiento, especialmente cuando tienen dificultades para acceder a financiación bancaria convencional debido a su perfil de riesgo o la falta de garantías.
En términos prácticos, el préstamo participativo combina las características de un préstamo tradicional con elementos propios del capital riesgo, en el sentido de que el prestamista no se limita a recibir una tasa de interés fija, sino que también puede obtener una parte de los beneficios de la empresa. En este tipo de préstamo, el prestamista asume un riesgo mayor, pero también tiene la posibilidad de participar en los beneficios que obtenga la empresa.
Características que definen al préstamo participativo**
Las principales características del préstamo participativo en España se recogen en el artículo 20 del Real Decreto-ley 7/1996 de 7 de junio de medidas urgente de carácter fiscal y de fomento y liberación de la actividad económica. Las resumimos en las siguientes:
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Intereses variables vinculados a la rentabilidad de la empresa:
A diferencia de los préstamos tradicionales, los intereses de los préstamos participativos no son fijos, sino que se ajustan a la evolución de los resultados de la empresa. El tipo de interés está compuesto por dos elementos: un tipo fijo que se abona de forma periódica y un tipo variable, que depende de la evolución de ciertos indicadores financieros de la empresa, como el volumen de negocio, el beneficio neto, o el EBITDA (beneficio antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones).
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No requiere garantías personales o patrimoniales:
A diferencia de los préstamos tradicionales, los préstamos participativos no requieren garantías personales ni patrimoniales de los socios o administradores de la empresa. Esto hace que sean una opción atractiva para empresas que carecen de activos tangibles para ofrecer como garantía.
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Su plazo de reembolso es flexible:
El préstamo participativo suele tener un plazo largo, que puede extenderse a varios años. Además, el reembolso de los intereses puede ser diferido, es decir, no es necesario abonar los intereses anualmente, sino que pueden acumularse y pagarse al final del plazo.
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Participación en los resultados de la empresa:
Como su nombre indica, el préstamo participativo supone la participación del prestamista en los resultados de la empresa y , por tanto está vinculado a sus resultados. El prestamista no solo obtiene una rentabilidad fija, sino que también tiene derecho a una parte de los beneficios de la empresa, lo que implica una asunción de riesgo adicional por parte del prestamista.
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No convierte en socio o accionista al prestamista:
A diferencia de lo que ocurre con la emisión de acciones o con otras formas de financiación de capital, el préstamo participativo no implica la cesión de control de la empresa, ya que no otorga derechos sobre la gestión o dirección de la sociedad. El prestamista no se convierte en socio ni participa en la toma de decisiones de la empresa.
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Su aplicación suele estar orientada a empresas en crecimiento:
El préstamo participativo es una herramienta pensada principalmente para empresas en fases de expansión o con proyectos de innovación, pero que carecen de suficiente patrimonio o solvencia como para acceder a un crédito bancario tradicional. Es muy utilizado por pymes y empresas tecnológicas.
Requisitos de acceso al préstamo participativo**
Como hemos comentado, una de las ventajas de esta forma de financiación es su facilidad de acceso. Vamos a comentar cuales son los requisitos para poder hacerlo.
La empresa debe ser considerada una pequeña o mediana empresa según la definición de la Unión Europea, lo cual implica cumplir con ciertos límites de facturación, activos y número de empleados.
No debe estar en una situación de insolvencia o con problemas económicos que impidan el cumplimiento de sus obligaciones. Los préstamos participativos están destinados a empresas con potencial de crecimiento, pero que carecen de acceso a financiación tradicional, no a empresas que atraviesan una crisis financiera.
Debe ser una empresa viable y con perspectivas de crecimiento. Los prestamistas están interesados en financiar empresas con un modelo de negocio sólido y un plan de expansión claro. La viabilidad del proyecto y su capacidad para generar beneficios futuros son fundamentales para la concesión del préstamo.
La empresa solicitante deberá presentar un plan de negocio claro que explique cómo se utilizarán los fondos y cuál es la estrategia de crecimiento. Este plan debe incluir previsiones financieras y un análisis detallado de los riesgos.
Aunque los préstamos participativos no requieren garantías tradicionales, sí es importante que la empresa tenga un historial financiero transparente y esté dispuesta a compartir información relevante sobre su situación económica y sus proyecciones futuras.
Fiscalidad en el Impuesto de Sociedades y en el Impuesto sobre la Renta
En cuanto a la fiscalidad, vamos a comentar como le afecta al prestamista, tanto si es persona física como jurídica.
- Impuesto sobre Sociedades: Los intereses que se pagan por un préstamo participativo son deducibles como gasto en el Impuesto sobre Sociedades, siempre que cumplan con los requisitos establecidos por la normativa fiscal. Sin embargo, el tipo variable de los intereses, que está vinculado a la rentabilidad de la empresa, no siempre es deducible en su totalidad si no se cumplen ciertas condiciones. Además, es importante señalar que, en caso de que la empresa no obtenga beneficios, el tipo de interés variable será menor o incluso inexistente, lo cual puede afectar la deducción fiscal.
- Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) Para los prestamistas personas físicas que reciban los pagos de intereses por un préstamo participativo, estos se consideran ingresos que deben declararse en su declaración de la renta. Estos intereses, que combinan una parte fija y una parte variable, tributan como rendimiento del capital mobiliario en el IRPF. Si el prestamista participa en el beneficio de la empresa (tipo variable), esa parte de los ingresos puede tener un tratamiento fiscal distinto dependiendo de su naturaleza y de las circunstancias particulares.
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