La experimentación cultural: innovación, creatividad y vanguardismo
Elena Rebora
Un gestor cultural debe considerar que para trabajar la calidad del servicio cultural debe aportar valores estéticos, intelectuales y educativos innovadores, es decir, tendrá que llevar a cabo un proceso de experimentación cultural.
Podemos afirmar con rotundidad que, al igual que en otros sectores empresariales, se muestra más atención a aquellas propuestas innovadoras. Esto hace que la gestión cultural participe en procesos de investigación y desarrollo. El uso de las nuevas tecnologías tanto en la creación de las actividades como en la propia gestión de las mismas ya es una realidad.
Hay que ser consciente de la importancia que ejerce la cultura en la educación, cultivando el intelecto, la creatividad y la sensibilidad de la sociedad. El productor cultural debe ser sensible y estar a la última en lo nuevos lenguajes creativos para evitar el estancamiento. De esta manera se potencia la educación y se consigue mayor exigencia en calidad de la oferta cultural.
La experimentación cultural para el gestor cultural
El conformismo no es buen compañero en este sector. Se debe contribuir a la sociedad en la creación y vanguardia dando nuevas visiones y formas de pensamiento. La experimentación cultural y artística será clave para que el gestor cultural no se quede atrás. Esto no quiere decir que haya que desentenderse de la cultura popular y tradicional, sino que es esencial utilizarla y transformarla para evitar el estancamiento de la misma. Es necesario actualizarse para continuar adelante a paso firme. ‘Para ser internacional, hay que ser local’ argumentaba el pionero cineasta experimental Val del Omar. Esto ocurre, por ejemplo, con el flamenco. Este género ha conseguido ser un género universal, y no local, gracias a sus renovadoras aportaciones artísticas en los últimos años. Trabajar en lo que ya funciona sin emprendimiento cultural, a largo plazo supone un inconveniente para dicho sector.
Creación e innovación en proyectos culturales
No olvidemos que el gestor cultural es el intermediario de la cultura y la política. Es importante un impulso a las industrias creativas y reforzar las políticas culturales. Una gestión pública de la cultura que apoye los nuevos proyectos creativos e innovadores es clave para que la cultura se regenere y el gestor cultural pueda apostar por avanzar en proyectos vanguardistas. Esta será la única manera en que la vanguardia de la gestión podrá trabajar disminuyendo el riesgo que actualmente tiene este sector. La cultura es trabajo por lo que es importante que se potencien las políticas públicas culturales.
En definitiva, es imprescindible que todo generador de cultura se convierta en un buen conocedor de ésta en su globalidad. Toda disciplina artística está inspirada por el resto de expresiones y estilos artísticos. Es imposible pensar en vanguardia sin tener en cuenta la diversidad que engloba la cultura. La frase célebre de Günter Grass nos expresa muy bien esta característica fundamental que deben tener los gestores culturales: ‘Ninguna cultura podrá sobrevivir si bebe sólo de su propia sustancia’.
Comentarios
Hola, he venido a estudiar Bellas Artes en la univ. UMH de Altea, provengo del mundo de la consultoría de gestión en pequeñas empresas, soy ingeniero industrial y licenciado en económicas, y me interesa este curso. Saludos