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Talento y talante, claves para el éxito empresarial

30/07/2014
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En el artículo «El Imperio de los Tatas (talento y talante)» publicado en la Harvard Deusto Review, José Manuel Casado González, socio de Human Performance de Accenture sostiene que las personas extraordinarias, estos “tatas”, son personas con talento (aptitud o saber) y talante (ganas y disposición) que serán los artífices del futuro.

Cuando todo el mundo habla de talento y de su gestión, el vocablo TATA nos viene como anillo al dedo para englobar a ese grupo de trabajadores/personas que destacan y sobresalen entre los demás. TATA es una especie de acrónimo o juego de letras que pretende significar que “Talento es a Aptitud lo que Talante es a Actitud”

¿Por qué decimos que los Tatas son los dueños del porvenir?

Ni más ni menos, porque es el individuo el que toma protagonismo en esta nueva era. Una nueva era en la que cada persona es quien toma el mando: tiene la batuta y la responsabilidad de su propia vida, que es su principal empresa, y es la que debe decir qué hacer, cuándo, cómo y dónde. Debe ser en individuo el que marque lo que quiere y cómo lo quiere.

En la publicación de hoy queremos mostraros cómo estos TATA son las personas clave en las empresas y las que son necesarias mantener para conseguir el éxito en la competitividad.

Si hacemos un repaso a la historia y recorrido del mundo empresarial y de la globalización, podemos ver cómo en el pasado fueron los países los protagonistas de la globalización, dejando  paso a las empresas, y ahora, en la actualidad, son éstas las que comienzan a entregar el testigo de la responsabilidad de la acción a los individuos. Vivimos la Globalización 3.0, en la que el papel principal corresponde a la persona, a cada uno de nosotros mismos.

Pero, hagamos un repaso de esta Globalización ¿cuáles son sus fases y por qué se caracterizan?

Globalización 1.0La globalización 2.0Globalización 3.0
Abarcaría el período que va de 1492 a 1800. Cuando Colón descubrió América y se abrió el comercio entre el Viejo y el Nuevo Mundo. En esa época el conductor o controlador del progreso era la fuerza y la competitividad que se producía entre países.Los países y los gobiernos estaban motivados por la religión o el imperialismo.

Las preguntas eran: ¿cómo puede mi país competir con otros? ¿Cómo globalizarme y colaborar a través de mi país?

Comprendería desde 1800 al año 2000, con interrupciones debidas a la Primera y Segunda Guerras Mundiales. El principal agente de transformación de la globalización fue la empresa multinacional.La integración global se vio favorecida por el ahorro de costes de transporte, motivados por la irrupción de la máquina de vapor y la aparición del ferrocarril, que acabó con las distancias y acercó a los pueblos y a sus hombres.

A finales de esta época se produjo una gran transformación en las telecomunicaciones gracias al telégrafo, los teléfonos, los ordenadores personales, los satélites, el cable de fibra óptica y la primera versión de la World Wide Web, que erradicó, al igual que lo hiciera el ferrocarril con la distancia, el tiempo.

En esta fase 2.0, la pregunta era: ¿cómo puede mi empresa ser más eficiente en competir con otras multinacionales a nivel global?

Abarca lo que va de siglo XXI. De pronto, distancia y tiempo están encima de nuestras mesas y comienzan a medirse con un clic de ratón.De la noche a la mañana el poder pasa de las empresas al individuo, que posee el capital del conocimiento y la capacidad para colaborar y competir.

En definitiva, es ahora, en este mundo interconectado, cuando el progreso del mundo y su competitividad dependen, como nunca antes, en la historia, de los individuos.

En términos de competitividad

Y hablando de competitividad… no podemos olvidar que la competitividad es uno de los términos que más se usa y de los que más se abusa en la economía moderna. Por ello y a modo de conclusión os dejamos la explicación de Stephane Garelli, del Instituto Internacional para el Desarrollo Gerencial de la Universidad de Lausanne, en Suiza, sobre la competitividad, y es que para Stephane ésta depende de tres elementos fundamentales:

  1. Competitividad de los países persiguiendo la prosperidad.
  2. Competitividad de las empresas intentado conseguir la rentabilidad y el beneficio.
  3. Rivalidad de los individuos procurando alcanzar el mejor bienestar.

Como vemos, estos elementos se corresponden con las tres fases de la globalización que hemos descrito: competencia por países, entre empresas e individuos.

Aquí vemos cuan importante es una buena gestión de nuestro personal, de nuestros TATAs, personas con talante y talento que son el motor de nuestra empresa y los cuáles nos llevarán al éxito.

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Categorizado en: Gestión Empresarial

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