La elasticidad de la demanda es uno de los conceptos fundamentales en economía, marketing y gestión empresarial. Permite entender cómo responden los consumidores ante las variaciones del precio de un bien o servicio.
En este artículo, exploraremos los tipos de elasticidades, su relevancia en la economía y cómo se calcula. Además, incluiremos ejemplos prácticos para entender las dinámicas entre demanda elástica e inelástica y su impacto en las decisiones empresariales.
¿Qué es la elasticidad de la demanda?
En términos económicos, la elasticidad de la demanda mide el grado de sensibilidad o reacción de la cantidad demandada de un producto ante los cambios en su precio, en el ingreso del consumidor o en el precio de otros bienes relacionados.
En otras palabras, mide cuánto varía la demanda cuando cambia el precio.
- Si una pequeña variación en el precio provoca un gran cambio en la cantidad demandada, se dice que la demanda es elástica.
- Si el cambio en la cantidad demandada es mínimo, se trata de una demanda inelástica.
Dominar esta fórmula permite analizar el comportamiento del consumidor y tomar decisiones estratégicas en entornos económicos complejos o variables, tal como sucede en el sistema económico internacional.
Elasticidad y precio de la demanda: fórmula
El tipo de elasticidad más conocida es la elasticidad precio de la demanda, que refleja como varía la cantidad demandada de un bien cuando su precio cambia.
La fórmula para su cálculo es la siguiente:

Donde:
- Ep representa la elasticidad precio de la demanda.
- Si Ep>1, la demanda es elástica (los consumidores reaccionan mucho ante los cambios de precio).
- Si 1 Ep<1, la demanda es inelástica (los consumidores apenas reaccionan).
- Si 1 Ep=1, la demanda tiene elasticidad unitaria.
- Si Ep=0, la demanda es perfectamente inelástica.
- Si Ep=∞, la demanda es perfectamente elástica.
Tipos de demanda según su elasticidad
Demanda elástica
Una pequeña variación del precio produce un gran cambio en la cantidad demandada.
En este caso, los consumidores son muy sensibles al precio y suelen comparar opciones antes de decidir.

Ejemplo práctico:
Una marca de smartphones lanza un modelo con un precio ligeramente superior al de su competencia. Si los consumidores perciben que la diferencia de valor no justifica el precio más alto, cambiarán de marca rápidamente. En este escenario, la demanda es elástica, porque un incremento del precio reduce significativamente las ventas.
Demanda inelástica
Los cambios de precio apenas afectan a la cantidad demandada, porque el producto cubre una necesidad básica o carece de sustitutos cercanos.

Ejemplo práctico:
El combustible es un caso clásico de demanda inelástica. Aunque su precio varíe, las personas necesitan seguir utilizando su vehículo para trabajar o desplazarse. Lo mismo ocurre con productos esenciales como el pan o los medicamentos.
Demanda perfectamente elástica
Si el precio aumenta, los consumidores dejan de comprar inmediatamente, y si baja, la demanda puede aumentar infinitamente.

Ejemplo práctico:
Imagina un mercado de commodities digitales, donde todos los proveedores ofrecen exactamente el mismo servicio (por ejemplo, almacenamiento en la nube básico). Si uno de ellos sube el precio un céntimo, los usuarios migran automáticamente al competidor.
Demanda perfectamente inelástica
En este caso, la cantidad demandada permanece constante, independientemente del precio. Los consumidores no tienen alternativa, y el bien es percibido como indispensable.

Ejemplo práctico:
Ciertos medicamentos sin sustitutos muestran este comportamiento. Aunque el precio aumente, los pacientes no pueden prescindir de ellos.
Demanda elástica unitaria
Se produce cuando el porcentaje de variación en el precio es igual al porcentaje de variación en la cantidad demandada, de modo que el ingreso total permanece constante.

Ejemplo práctico:
Una empresa de streaming aumenta el precio de su suscripción un 5%, y la cantidad de usuarios activos disminuye también un 5%. Los ingresos se mantienen estables, lo que refleja una elasticidad unitaria.
Ejercicios de elasticidad precio de la demanda
Para comprender cómo calcular la elasticidad precio de la demanda, veamos un caso práctico:
Una empresa vende un producto a 20 € y vende 1.000 unidades. Si sube el precio a 22 €, las ventas bajan a 900 unidades.
Variación porcentual del precio (%ΔP):
%ΔP = (P2 – P1) / P1 = (22 – 20) / 20 = 2 / 20 = 0,10 = 10%
Variación porcentual de la cantidad demandada (%ΔQ):
%ΔQ = (Q2 – Q1) / Q1 = (900 – 1.000) / 1.000 = -100 / 1.000 = -0,10 = -10%
Cálculo de la Elasticidad Precio de la Demanda (Ep):
Ep = %ΔQ / %ΔP = -10% / 10% = -1
Interpretación:
- Para interpretar la elasticidad, se toma el valor absoluto de la elasticidad precio, que es | -1 | = 1
- Cuando el valor absoluto de la elasticidad precio de la demanda es igual a 1, se clasifica como una demanda de elasticidad unitaria.
- Esto significa que el cambio porcentual en el precio (±10 %) provoca un cambio porcentual igual en la cantidad demandada (en este caso ±10 %).
¿Por qué es importante la elasticidad de la demanda en la gestión empresarial?
Conocer la elasticidad de la demanda no es solo útil para economistas. Es una competencia estratégica para:
- Responsables de pricing: optimizar precios sin comprometer la rentabilidad.
- Marketers y product managers: identificar cómo perciben los clientes el valor del producto.
- Directivos financieros: estimar ingresos y márgenes ante cambios de mercado.
- Emprendedores: definir estrategias competitivas más ajustadas a su nicho.
En la práctica, comprender la relación entre demanda y elasticidad ayuda a las empresas a diseñar políticas de precios sostenibles, anticipar escenarios de inflación o deflación y planificar decisiones a largo plazo, siguiendo modelos como los del Plan general de contabilidad pública.
Conclusión
El precio es uno de los factores que más condiciona las ventas de un producto o servicio, pero ni todos los bienes, ni todos los consumidores reaccionan igual ante una variación.
Comprender esta diferencia es la base para diseñar estrategias comerciales efectivas.
Por ello, cualquier profesional de marketing necesita evaluar el tipo de bien que gestiona, su posición en el mercado y el perfil de su cliente objetivo. Las decisiones sobre descuentos, reposicionamiento o reajuste de precios deben basarse en análisis económicos y comportamentales, no en intuiciones.
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