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Encuentra al socio perfecto

16/05/2014
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Cuando pretendemos emprender un nuevo negocio o un nuevo proyecto, tener a nuestro lado a las personas idóneas es clave. El socio perfecto puede ser como nuestra pareja, no es necesario encontrar a nuestra media naranja, sino a una persona que emprenda a nuestro ritmo y con nuestra ilusión, si lo encontramos  gran parte de nuestro éxito profesional lo tendremos asegurado.

Recuerda que la unión hace la fuerza. Y en el ámbito empresarial esto se suele ratificar, ya que los medios, los conocimientos o el trabajo puesto en común, a menudo son necesarios para empezar un negocio.

Las razones por las que solemos fracasar a la hora de encontrar a nuestro socio residen en la persona en sí, en el ámbito laboral. La persona suele buscar su propio éxito personal y en muchas ocasiones se desentiende del crecimiento grupal.

Las claves                                                             

  • Mismo espíritu, la visión, la pasión y los valores. La persona que elijas ha de tener tu misma filosofía empresarial. Pero para ello, primero has de saber cuál es la tuya ¿te has parado a pensar cuáles son tus motivos y objetivos?
  • Experiencia, tu socio siempre ha de sumar. Sería conveniente que la persona elegida tuviese cierta experiencia o al menos conocimientos en el sector donde queréis emprender. En este sentido lo óptimo sería que tu socio y tú os complementaseis.
  • Profesionalidad, cuando emprendemos el esfuerzo que se necesita es mucho, por lo que exigir sacrificio y empeño es una de las cuestiones más controvertidas a la hora de elegir a nuestro socio.
  • Establecer y respetar los roles de cada uno, hemos de poner límites, definir las áreas de competencia y las responsabilidades. No olvides que una buena organización puede llegar a ser sinónimo de productividad.
  • Que aporten liderazgo y gestión, no solo el dinero es importante. Un buen socio tiene que ser un buen líder ya que a la hora de gestionar todos intervendrán.

Los errores más comunes

Uno de los errores que se suele cometer antes de asociarse es hacerlo por no tener dinero para contratar personal. Un socio no es un trabajador, un socio es una persona con la que compartir responsabilidades, gastos y ganancias.

Un error muy común y relacionado con los roles, viene dado por no tener un contrato por escrito, ni firmado. Todo detalle debe definirse y para ello, como en muchas ocasiones hemos afirmado, si los estatutos no nos lo permiten, podemos acudir a los pactos de socios, más flexibles pero que no dejan de aportar seguridad al nuevo negocio.

La sociedad al 50/50 no se suele recomendar, quien ha emprendido lo sabe. Aunque se repartan responsabilidades por igual y las decisiones se tomen en consenso, se necesita que alguien tenga el control general y no ocurra “el uno por el otro la casa sin barrer”.

El clásico entre los clásicos es confundir a un gran amigo con un buen socio. La familia y los amigos no es siempre bueno mezclarlos con el ámbito profesional. Un socio es alguien con el que me une un emprendimiento común, con el que me siento cómodo trabajando, pero no se debe perder de vista que estamos buscando un profesional, no simplemente una buena persona.

¿Qué me aporta mi socio?

Nuestro socio puede aportarnos financiación, trabajo, contactos, conocimiento de un sector o tema, etc. Al responder esta pregunta hemos de valorar si su contribución es necesaria para poder emprender.

Como regla general si es un socio financiero, su aportación tiene que ser imprescindible. En el caso de necesitar poco dinero, quizás sea posible prescindir de esa persona.

Si se trata de un socio trabajador, deberemos valorar si su es experiencia es complementaria a la nuestra ya que, como hemos dicho, siempre ha de sumar, nunca restar.

¡No olvides!

Ser honesto y franco con uno mismo y con el socio. Antes de exigir debemos preguntarnos qué estamos dispuestos a ofrecer ¿cuál es nuestro compromiso común? Debemos de saber qué esperamos de la otra persona, pero que esta además también lo sepa. En este sentido, como hemos dicho antes, el escribir por ejemplo un contrato nos ayuda a ser más reflexivos, a discutir cada punto y a poner todos los extremos en común.

De esta manera es muy importante negociar algunos puntos antes de comenzar a trabajar, tener un plan de acción común y no ir tropezando por el camino, porque la comunicación, sabemos que es clave y más cuando se trabaja en equipo.

La experiencia demuestra que la elección del socio no es algo que podamos hacer sin pensar. La repercusión en el devenir de nuestra empresa puede variar enormemente si elegimos a un buen socio o no. La euforia del momento al intentar materializar nuestra idea, quizás nos haga solo ver lo ideal de nuestra empresa, pero no más lejos de la realidad, lo normal es que las dificultades aparezcan.

Para reflexionar, ya que un refrán vasco dice: “Si no te gusta el socio, deja pasar el negocio”.

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