Según la Real Academia Española de la Lengua, un prejuicio es una “opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal”. Pondría especial énfasis en eso de tenaz, algo muy dificultoso de separar o despegar, algo de lo que cuesta excesivo trabajo desprenderse.
En nuestra condición humana, la capacidad para prejuzgar está a flor de piel. Por mucho que intentemos mejorar como individuos, como organización social en última instancia, de forma instintiva nos creamos una imagen de los demás que tendemos a intentar corroborar. Buscamos constantemente indicios que confirmen nuestro acierto, buscamos legitimar ese “sexto sentido” para “calar” a las personas. Gran culpa del tipo de etiquetado que llevamos a cabo es consecuencia de los estereotipos, que por mucho que intentemos escapar de ellos… ¡son una realidad!
La primera imagen cuenta… ¡y mucho!
La primera imagen lo es todo, aunque se trate de una imagen ficticia. Valga como ejemplo el establishment español, uniformado con un lujo que se sustenta de los bienes ajenos. ¿Confiarías tu dinero a un banquero con rotos en los pantalones, despeinado y con una barba descuidada? ¿Abrirías la puerta de tu casa a un vendedor con los pelos de punta, tatuajes y pendientes? Quizá se trate de las personas más honestas que jamás puedas conocer, pero una respuesta afirmativa a estas cuestiones no pueden ser más que la excepción que confirma una norma de cumplimiento mayoritario.
Marca personal y redes sociales: la importancia de nuestra imagen en el digital
En resumidas cuentas, la imagen tiene que ser cuidada en nuestro día a día, mucho más en el entorno virtual. Las nuevas tecnologías han evolucionado tanto, y tan rápido, que todo un mundo paralelo trascurre en la web. Las redes sociales han revolucionado nuestra forma de vida, y es que ahora existen en internet lo que me empeño en llamar “ventanas a nuestra vida privada”, a través de las cuales cualquiera puede curiosear sobre la vida de los demás. Sin embargo, seguimos teniendo en nuestra mano una gran baza: solo mostrar aquello que deseamos que los demás vean. Toda la información que compartimos en la red se expande a todos los rincones del planeta en cuestión de segundos, ¿no crees que deberíamos tener cuidado a la hora de compartir?
Cómo crearse una imagen positiva
El cuidado de la imagen se aplica especialmente a nuestros perfiles en las redes sociales, mucho más si se trata de redes sociales profesionales. ¿Te consideras un profesional? Quizá lo seas, pero si tu imagen en internet dice lo contrario… ¡puedes decir misa! Para que esto no ocurra, debes tener en cuenta una serie de factores que influyen directamente sobre tu imagen profesional en las redes sociales. Toma nota.
- Cuida tu fotografía de perfil para que los demás vean quién eres. Que se te vea bien, con una buena presencia, y que no aparezca ningún elemento que te quite importancia. Considera un primer plano bien iluminado como el mejor aliado.
- La información contenida tiene que tener una estructura cuidada y ordenada.
- Descríbete con frases cortas y concisas. Lo bueno, si breve, dos veces bueno.
- Presta mucha atención a la ortografía y a la puntuación. Tener faltas en estos aspectos resta profesionalidad a tu imagen.
- Destaca tus puntos fuertes. Eso sí, evita utilizar las mayúsculas, pues en esto de internet se interpretan como gritos.
- No te obsesiones con tener todos los campos de tu perfil completos. Es preferible ir paso a paso y hacerlo bien.
- Pertenecer a algún grupo de debate o similares también te posiciona en un buen lugar, Anímate a formar parte de alguno.
Son algunas pinceladas que nos pueden ayudar en el cuidado de nuestra imagen en internet. Si deseas comprobar cual es tu imagen, tu reputación en internet, solo tienes que atreverte a poner tu nombre en el buscador.
Si no te gusta el resultado, ¡manos a la obra en la mejora de la imagen profesional!