La 'reduflación', es un término que combina los términos de reducción e inflación, por el cual los productos se reducen en tamaño o cantidad mientras que sus precios se mantienen o incluso llegan a aumentar. En otras palabras, el consumidor paga lo mismo que antes por menos cantidad. Este concepto se inventó en EEUU, bajo el nombre shrinkflation, y es un fenómeno que se produce sobre todo en algunos productos de la industria alimentaria.
Es la forma que utilizan algunas marcas para mantener los márgenes de beneficios sin tener que subir los precios, en definitiva, para camuflar las subidas de precios. En lugar de aumentar el precio de un producto, algo que los consumidores pueden notar rápidamente, reducen el contenido del producto, una reducción que suele pasar desapercibida para la mayoría de los consumidores.
¿Cuántas veces has abierto una bolsa de patatas en la que el aire ocupaba la mitad del espacio? Pues exactamente eso es la reduflación.
Esta técnica suele emplearse en épocas de crisis económicas o en periodos de alta inflación como en la que nos encontramos. El IPC alcanzó el 7,4% en febrero, y todas las previsiones apuntan a que seguirá aumentando. De la misma forma, los precios de los alimentos aumentaron en un 5,6% con respecto al mismo mes del año pasado.
¿Esta técnica es una práctica legal?
En principio sí, siempre que se indique de forma clara la cantidad de producto en el envase. Hasta el momento, no hay ninguna norma que prohíba la reducción de productos, siempre y cuando el etiquetado sea correcto. Lo que sí está claro es que esta práctica juega con la percepción del consumidor y puede ser un arma de despiste para los fabricantes muy valiosa.
No obstante, en los últimos meses la OCU ha denunciado ante la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) a varias marcas conocidas por no haber cumplido las normas. El problema aparece cuando la disminución de producto no se notifica al consumidor o en el lugar de venta, la información está confusa porque mantienen la antigua etiqueta de las estanterías. Un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios denunciaba que ciertos fabricantes de alimentos estaban reduciendo el contenido de sus envases entre un 5% y un 10% para despistar a los consumidores y que no se notara la subida de precios. En total hasta un 7% de los alimentos envasados han reducido su peso en los últimos meses.

Algunos ejemplos que la OCU pone en su página web son:
• El Cola-Cao de 800 gramos tiene ahora 760: 40 gramos menos por el mismo precio.
• La margarina Tulipán de 500 gramos pesa ahora solo 450.
• La Pepsi Cola de 2 litros ha pasado a ser de 1,75 l.
• El sobre de chorizo Revilla de 1 euro ha pasado de tener 80 gramos, a solo 70.
• Campofrío vendía a 1 euro un sobre de jamón cocido de 110 gramos, que ahora es de 90.
• Cada yogur Activia tiene ahora 5 gramos menos...
Fuente: OCU
¿Qué podemos hacer para no dejarnos engañar por esta técnica en la cesta de la compra?
- Tener precaución con las ofertas 2*1 ya que, puede ser que en realidad se haya disminuido el peso de cada envase y no exista tal promoción
- Comprar a granel siempre que sea posible, para tener más controlado el precio por kilo/litro o por unidad
- Sospecha cuando encuentres un cambio en el envasado
- Presta atención al etiquetado
- En general, es conveniente desconfiar de los cambios de peso y tamaño de los productos
Desde la OCU, además animan a identificar y compartir más ejemplos en las redes sociales mediante el hashtag #StopReduflación, para así compartir los casos en los que se detecten irregularidades de las marcas.

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