Estamos acostumbrados al estrés que sufrimos en el día a día. Normalmente lo asociamos a las presiones en el trabajo y al ritmo frenético de vida que llevamos. Pero existe otro factor denominado estrés financiero, que consigue quitarnos el sueño en más de una ocasión.
El estrés o la ansiedad financiera viene provocada por la incertidumbre y las dificultades económicas por las que podemos atravesar en un momento dado. Este tipo de estrés se manifiesta como cualquier otro. Cada persona lo puede somatizar de una forma distinta. Desde depresión, insomnio hasta problemas cardiovasculares o alteraciones en el sistema inmunitario.
A nivel psicológico puede llegar a alterar nuestro comportamiento. La irritabilidad o la falta de paciencia son los síntomas más frecuentes que se manifiestan en las personas sometidas a este tipo de presión.
Con el Curso de Superior en Asesoramiento y Planificación Financiera que imparte INESEM (Instituto Europeo de Estudios Empresariales) podrá adquirir los conocimientos necesarios para gestionar situaciones de estrés financiero.
¿Cómo atacar el estrés financiero?
Ante una situación de estrés tenemos dos conductas básicas a realizar. Una es atacar el origen de la razón que nos produce ese estrés. Y otra, aprender conductas que nos ayuden a canalizar esa situación estresante.
Por lo tanto, cuando la situación de estrés financiero viene provocada por una situación global, una manera de solucionarlo es replantearnos una estrategia financiera acorde a nuestro perfil. En estos casos, es importante tener claro cuál es nuestro perfil de riesgo. Dependiendo de si nuestro perfil es conservador, dinámico, arriesgado…Modificaremos nuestra estrategia financiera para adecuarla a la situación actual. Lo importante es encontrar una solución y posición financiera que sea coherente con las circunstancias reales del mercado y los objetivo que tenemos previsto conseguir.
En otras ocasiones, el estrés financiero viene provocado por una mala planificación de las finanzas personales. En este caso, debemos de replantearnos la fuente de estrés financiero. Estudiar cuales son nuestros ingresos y a partir de ahí cubrir nuestras necesidades básicas. Una vez cubiertas estas, entonces ya podemos distribuir el excedente en ahorro y caprichos. Este análisis no es fácil, puesto que, en ocasiones, convertimos en necesidades básicas aquellas que realmente pueden ser prescindibles. Aunque ello suponga un esfuerzo moral.
No obstante, ante cualquier síntoma detectado de estrés, es recomendable ponerse en contacto con profesionales que nos ayuden a controlar y superar esta situación.
En el caso de que sea nuestra cartera de inversión la que nos está causando esta dolencia, un experto profesional en materias financieras y de inversión puede ayudarnos a gestionar esta situación de una forma más adecuada.
La diversificación como herramienta financiera
En el caso de las personas que inviertan sus ahorros en activos financieros con el objeto de recibir una rentabilidad por ellos, pueden elegir algunas herramientas para reducir el estrés financiero que supone esta decisión.
Una de estas herramientas es la diversificación. Es la estrategia que se basa en el dicho comúnmente conocido como “no poner todos los huevos en la misma cesta”. De esta forma podemos disminuir la volatilidad de nuestra cartera y equilibrar nuestras inversiones.
Una manera de llevar cabo esta diversificación es teniendo en cuenta varios factores como la temporalidad de los activos. Podemos repartir nuestras inversiones entre activos a largo, medio y corto plazo. También podemos tener en cuenta empresas de distintos sectores, mercados emergentes…
Para reducir la volatilidad es conveniente combinar activos de renta fija y variable para disminuir la incertidumbre.
Mejorar la educación financiera
Según el último informe PISA, nuestro país se encuentra por debajo de la media de la OCDE en conocimientos económicos. Lo que deja en evidencia la cultura financiera que tenemos.
Una buena educación financiera contribuye a disminuir los niveles de estrés ocasionados por el dinero. Además, contribuye a la sostenibilidad económica al ser una herramienta esencial a la hora de tomar decisiones en el día a día.
Para solucionarlo, diferentes organismos señalan la necesidad de implementar medidas educativas. Por esta razón, el Gobierno ha establecido un Plan de Educación Financiera.
El periodo para implantar estas materias formativas va desde 2022 al 2025, y algunas medidas serán:
- Se les dará especial atención a colectivos de estudiantes en diferentes niveles desde primaria hasta niveles universitarios.
- Para grupos vulnerables, se pondrán en marcha acciones específicas que ayuden a prevenir el fraude financiero.
- Las actuaciones del Plan de Educación Financiera se centran la divulgación de la cultura financiera en el ámbito de la digitalización y de las finanzas sostenibles.
Este Plan cuenta con un presupuesto anual de 900.000 euros y el encargado de llevarlo a cabo va a ser el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital con la colaboración del Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores.