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Compras sostenibles: ¿Cómo conseguir un carro de la compra más sostenible para el medio ambiente?

16/01/2023
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El cambio climático se presenta como uno de los grandes desafíos a los que nos tendremos que enfrentar en los próximos años. Sus implicaciones van desde el abastecimiento energético, el desarrollo tecnológico o la sanidad, hasta la soberanía alimentaria y el consumo responsable. La búsqueda de soluciones tiene que involucrar una educación nutricional que nos permita mejorar el uso de los recursos alimenticios. Esto nos permitirá tomar decisiones informadas acerca de cómo realizar compras sostenibles y responsables para con nuestro entorno. Una de esas decisiones puede ser conseguir compras sostenibles en nuestro hogar.

Con esta realidad, es tiempo de ponerse "manos a la obra".

¿Qué podemos hacer como individuos para minimizar los efectos de nuestro consumo en nuestro día a día?

En primer lugar, reflexionemos sobre nuestro consumo diario.

Supongamos que vamos a hacer la compra una media de 2 veces a la semana, lo cual hace un total de 8 visitas al mes a un supermercado/mercado/bazar... etc. Parecen pocas oportunidades para poder crear un efecto beneficioso en el medio ambiente, pero ¿y si en mi ciudad somos 100.000 habitantes? …En efecto, la cosa cambia, y mucho.

Es necesario concienciarnos de que adquirir conductas saludables en cuestiones alimentarias es esencial para combatir los problemas derivados de la crisis ambiental y de recursos que ante nosotros se presenta. Tenemos que pasar a la acción generando hábitos sostenibles. Con pequeños cambios en nuestra forma de consumir y relacionarnos contribuiremos a una mejora del lugar donde vivimos.

¿Pero cuáles podrían de ser algunos de estos cambios? Pues sin más rollos, vamos al grano.

Medidas para hacer nuestras compras sostenibles 

  1. Menos alimentos anuales y más productos de temporada 

    Nos hemos acostumbrado a tener todo tipo de fruta y verdura durante todo el año a pesar de que los alimentos tienen un proceso natural de cultivo y de maduración. Para una compra responsable debemos saber cuáles son las frutas y verduras de temporada, y abogar siempre por su consumo de forma preferente. Así contribuimos a evitar el despilfarro alimentario, puesto que son alimentos que están cercanos de deteriorarse habiendo pasado ya su proceso de maduración. Además, suelen ser los más baratos por eso mismo también. 

  2. Menos alimentos de largo recorrido y más de Kilómetro 0

    Cuando ojeamos un alimento o un producto alimenticio podemos fijarnos en la procedencia de este. El origen de un producto puede verse en el etiquetado fácilmente (también si se trata de un alimento fresco). A veces los alimentos recorren una gran distancia, por lo que el impacto ambiental de su distribución será menor  cuanto más cercano se haya cultivado dicho alimento.

    Además, ponerles cara a nuestros agricultores/as da un valor añadido al alimento, ya que le dotamos de un valor simbólico. La conocida frase “del huerto a la mesa”

  3. Menos carne, más legumbres 

    Existe una gran evidencia n la relación entre una disminución en el consumo de carne y la disminución del riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y gastrointestinales. Pero ahora también se ha comprobado que la industria cárnica es una de las que más contribuyen a la emisión de gases nocivos para la atmósfera. Esto nos indica lo necesario de diversificar nuestra fuente proteica diaria. Aquí es donde entran en juego las legumbres, siendo un alimento que, después de mucho tiempo relegado a un segundo plano, se ha vuelto a poner de actualidad por su gran diversificación en cualquier estilo de alimentación y la gran variedad de productos que pueden ofertar. Garbanzos, lentejas, alubias, habas… son alimentos con una excelente calidad nutricional y además su efecto en el medio ambiente es mínimo en comparación con la industria de la carne.

  4. Menos alimentos procesados y más alimentos frescos

    Cómo venga envasado tu producto alimentario también es algo a tener en cuenta en si es una compra sostenible o no.

    Cuántas veces no hemos paseado por pasillos de un supermercado y hemos observado la gran cantidad de envases de todo tipo que hay. Y si nos fijamos, los alimentos procesados y ultraprocesados ( te dejo por aquí un enlace a otro artículo muy interesante de Juan Revenga explicándonos sus diferencias) en su gran mayoría vienen envasados en envolturas plásticas de un solo uso (que después, en una gran parte, van a parar al mar, y de ahí, a los peces que se encuentra en ese medio, ¿ Y adivinas quien luego se comerá ese pez de cena?….exacto, nosotros). Por lo que elegir siempre productos lo menos procesados posibles ya es una señal de cuidar el medio ambiente: evitaremos un gasto de plásticos innecesario. Esto ocurre mucho en el sector de las frutas y verduras, donde a veces incluso ese plástico deteriora el alimento. ¿Qué sentido tiene embalar un solo plátano?

    En esta opción siempre será más recomendable comprar fruta y verdura al peso, ya que estarán libres de envoltorios innecesario, y no alteraremos su proceso de maduración natural.

    Y si llevamos nuestras propias bolsas de tela reutilizables, el gasto de plástico será de cero.

  5. Menos "Fast-foodear" y más cocinar.

    El acto de cocinar no solo implica el saber hacer una receta con éxito, sino que nos adentra en todo un circuito alimentario que genera un valor en nuestro comportamiento alimentario fundamental. Desde pensar unos ingredientes, crear una lista de la compra, ir al mercado para adquirir los ingredientes hasta cocinar con dedicación y tiempo para degustar dichos alimentos. Es todo un proceso que propicia un entorno alimentario saludable, y si encima tenemos en cuenta los puntos anteriores, también generamos un entorno sostenible.

    La comida rápida y envasada es una gran ayuda a la hora de poder gestionar diariamente qué comer si no se tiene tiempo, pero finalmente esa rapidez en muchas ocasiones nos hace decantarnos por productos malsanos que no están cerca de nutrirnos. Y que, además, vienen recubiertos en su mayoría por más plástico.

    Una pizza del supermercado siempre será más rápida y fácil, pero en una hecha por nosotros encontramos ese valor añadido, ese sabor más especial y ese tiempo mejor invertido.

    Obviamente a la hora de adquirir hábitos saludables y sostenibles no podemos comenzar por “todo o nada”, por lo que te invito a que elijas una de las medidas aportadas y comencemos a pasar a la acción.

¿Qué te han parecido nuestras medidas de compras sostenibles? Cuéntanos.

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Categorizado en: Biosanitario

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