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Cosméticos seguros: ¿podemos fiarnos de todos?

06/02/2017
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Si bien, en el campo de los medicamentos existe una gran preocupación sobre los efectos adversos que puedan ocasionar, no ocurre lo mismo con los productos de uso cosmético. Éstos son siempre de venta libre, lo que se asocia con la ausencia de peligro. Sin embargo, de igual modo que ocurre con los medicamentos, es importante controlar los efectos nocivos que puedan derivar de los cosméticos tras su comercialización. Por tanto, al igual que la farmacovigilancia, la cosmetovigilancia se encarga de velar por la detección e información sobre efectos no deseados producidos por productos cosméticos y asegurar cosméticos seguros.

Según la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, la cosmetovigilancia es “la actividad destinada a la recogida, evaluación y seguimiento de la información sobre los efectos no deseados observados como consecuencia del uso normal o razonablemente previsible de los productos cosméticos”.

No existe legislación que obligue a proporcionar información relativa a los posibles efectos adversos de un cosmético, como es el caso de los medicamentos. Pero la reglamentación actual establece que los productos cosméticos que se comercialicen en el territorio comunitario de la UE, no deberán perjudicar la salud humana cuando se apliquen en las condiciones normales de uso teniendo en cuenta entre otras, la información en las instrucciones y precauciones de uso.

Cosméticos vs medicamentos. Productos frontera

Los  productos cosméticos engloban todos los compuestos que se utilizan sobre la superficie del cuerpo humano (capa externa de la piel, pelo, uñas, labios), los dientes y las mucosas bucales, con el objetivo de limpiarlos, perfumarlos, cambiar su aspecto, protegerlos o mantenerlos en buen estado. Sin embargo, un medicamento tiene como fin prevenir o tratar una patología.

El problema aparece al existir ciertos productos de este tipo que son a la vez medicamentos y cosméticos, los llamados productos frontera. En ciertas ocasiones, los fabricantes aprovechan estas zonas de frontera para asignar propiedades medicamentosas a productos cosméticos. Sin embargo, la Ley de Garantías y Uso Racional del Medicamento vela por evitar este problema pues establece que, en caso de duda, el producto en cuestión será considerado medicamento y se le aplicará la legislación que regula la fabricación, distribución y uso de fármacos.

¿Cómo reconocer un efecto no deseado en un cosmético?

En más de una ocasión, tras aplicar un cosmético en la piel, se puede sentir picor, quemazón o incluso puede aparecer irritación, rojez y acné. Estos pueden ser efectos adversos relacionados con los cosméticos.

Además, existe una serie de situaciones en las que pueden acontecer efectos adversos, las cuales hay que considerar para intentar evitarlas. Partiendo de que cualquier producto cosmético puede producir intolerancia o alergia, informar que los cosméticos naturales no tienen por qué implicar mayor seguridad. En este sentido, se aconseja prestar atención al etiquetado y detectar la presencia de perfume y conservantes, sustancias susceptibles de producir reacciones o alergias. Además, la piel puede ser más vulnerable si se padecen ciertas patologías como diabetes o insuficiencia renal, así como si se está siguiendo tratamiento farmacológico.

¿Quién puede dar aviso de un efecto adverso relacionado con productos cosméticos?

El Sistema Español de Cosmetovigilancia posibilita la notificación voluntaria de efectos no deseados a consumidores, sanitarios así como a otros profesionales en contacto con productos cosméticos como es el caso de los peluqueros, ya que trabajan o están en contacto directo con este tipo de productos.

¿Cómo dar aviso a los servicios de cosmetovigilancia?

La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, ofrece unas directrices sobre cómo actuar en estos casos. Pone a disposición de la población diferentes formularios según el tipo de notificador, que  recogen la información necesaria en cuanto a cómo rellenarlo y hacerlo llegar a las autoridades competentes.

Reciclaje de productos cosméticos

Los cosméticos suelen incluir una fecha de caducidad si este permanece sin abrir, y otra que comienza desde el momento que abre el producto. Tras un determinado tiempo abierto, es posible que el cosmético sufra cambios en sus propiedades reológicas de olor, color o textura, las cuales resulten desagradables para el usuario o incluso puede aparecer contaminación. Esto se advierte con el plazo de caducidad una vez abierto, representado por el símbolo de una caja cilíndrica abierta. Así pues, llegado el momento, ciertos productos de este tipo se deben eliminar de forma segura. Estos productos se reconocen por la presencia, en el embalaje exterior o en el propio recipiente, si no fuera posible, de un símbolo en forma de punto verde en dos colores, verde oscuro y verde claro, con un tamaño aconsejado de 10 mm de diámetro. Este indica que la empresa responsable de ese envase se encuentra adherida a un sistema integrado de gestión (SIGRE) de residuos de envases y envases usados y por tanto, se deben depositar en el punto SIGRE  en la farmacia.

Por tanto, la cosmetovigilancia vela por la detección y notificación de efectos adversos relacionados con los cosméticos tras la comercialización de los mismos. La colaboración de todos los ciudadanos y profesionales es fundamental para lograr una mayor seguridad en el empleo de cosméticos.

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