Es probable que tengamos amigos, conocidos o familiares (o incluso nosotros mismos) que nada más entrar en un hospital, centro médico o consulta ya se esté encontrando mal, le cambie el color de la cara e incluso evite entrar en entornos o ámbitos sanitarios porque se ponen especialmente nerviosos. Quizá hemos pensado que se trataba de una exageración o actitud miedosa, sin embargo, puede que se les entienda mejor en cuanto conozcamos qué es el “Síndrome de la bata blanca”, o sea hipertensión con causas psicológicas.
Para algunas personas, el simple hecho de visitar a un médico le supone una situación de estrés que produce de manera directa y sistemática un incremento de la tensión arterial que no se corresponde con los valores reales. Esto puede llegar a ocasionar un falso diagnóstico de hipertensión, a pesar de que el paciente tiene valores normales de presión arterial durante el resto de la jornada.
Las primeras investigaciones sobre la hipertensión causas psicológicas. La descubierta del síndrome de la bata blanca
Este síndrome lo definió por primera vez Scipione Riva-Rocci; detectó que en determinados pacientes se producía paralelamente un aumento de la frecuencia cardiaca y de las cifras de la presión arterial, precisamente en el instante en el que aparecía algún personal sanitario.
El jefe de Sección de Nefrología del Hospital Infanta Sofía de Madrid, Fernando de Álvaro, asegura que «a todo el mundo le pasa de alguna manera» y recuerda que “en ocasiones se han dado casos en que el paciente presenta una tensión de hasta 180-120 y luego, cuando llegan a casa, bajan hasta 120-70″.
Esta situación tiene ciertos efectos negativos en estas personas, puesto que no son realmente pacientes hipertensos, pero se les llega a diagnosticar y a tratar como si lo fueran.
¿Cómo se puede detectar que estamos antes una hipertensión por causas psicológicas y no ante una hipertensión real?
Se aconseja que se hagan registros de la TA de al menos 5 días distintos en el propio domicilio y compararlos con las cifras obtenidas en dos ocasiones en consulta.
Curiosamente, se ha detectado que las personas que padecen este trastorno no siempre van a mostrar signos de nerviosismo visibles cuando se encuentran delante del personal sanitario, lo que hace que sea más difícil identificarlo.
Es de vital importancia, antes de empezar con un tratamiento antihipertensivo, saber diagnosticar si se trata de este síndrome o de una hipertensión real, puesto que el tratamiento farmacológico en el síndrome de la bata blanca no es de gran utilidad, y más bien puede llegar a causar problemas de salud al padecer los posibles efectos secundarios de esta medicación.
Las causas de este trastorno son desconocidas. Se cree que puede estar ocasionado por malas experiencias previas en el ámbito sanitario, lo que puede provocar una fobia o rechazo a todo lo que se relaciona con personal sanitario y hospitales. También el desconocimiento de los procedimientos médicos o enfermedades puede provocar un temor o ansiedad excesivos que llevan a evitar ir al médico.
Entonces, ¿el síndrome de la bata blanca es solo miedo a tomarse la tensión?
Aunque hayamos estado tratando el síndrome de la bata blanca como un padecimiento enraizado profundamente en la psique humana, no todos los profesionales están de acuerdo en su relevancia médica. Hay médicos que consideran que si la tensión arterial de un paciente vuelve a la normalidad tras la cita médica, no es un asunto para preocuparse.
Por otra parte, algunos médicos argumentan que los pacientes diagnosticados con el síndrome de la bata blanca se exponen a un mayor riesgo de sufrir hipertensión en el futuro. Al fin y al cabo, si un paciente experimenta hipertensión al ponerse nervioso ante una consulta médica, ¿por qué no iba a suceder lo mismo ante otra situación de presión?
¿Se puede curar la hipertensión por causas psicológicas?
No existe un tratamiento propiamente dicho para evitar el síndrome de la bata blanca. Es importante erradicar el miedo de estas personas a visitar entornos sanitarios, no dejando que vayan solos al médico así como informarles bien en qué consiste la consulta y los procedimientos o pruebas que se le van a realizar. Esto ayuda a minimizar el miedo o la ansiedad que provoca la imaginación cuando nos dirigimos a algo que se desconoce previamente.
Y recuerda: «El miedo termina cuando la mente se da cuenta de que es ella la que crea ese miedo»
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