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Masculinidad frágil: lo que nos separa

El hombre… tan predecible, insensible y básico, ¿verdad? Más dominante y competitivo que las mujeres y, por supuesto, más fuerte. Así es como tradicionalmente asociamos a los hombres con este estereotipo. Pero… ¡Dejemos de definirnos! Y es que, aquí es donde empieza la masculinidad frágil, de la que hoy vamos a hablar.

La masculinidad es un constructo social, una construcción en un tiempo y un espacio. Se basa en la tradición de asociar a los hombres con un estereotipo perfectamente definido. Lo cual, puede acabar en actitudes misóginas, homófobas o que promuevan la violencia. Incluyendo así, la agresión sexual y la violencia de género. 

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¿Qué es la masculinidad frágil?

Cuando hablamos de masculinidad frágil, nos referimos a esas actitudes que se construyen dentro de un paradigma machista y patriarcal que exige al varón ser fuerte, insensible, superior, independiente, esconder sus emociones y sus miedos… 

De esta manera, el varón tiene que hacer un gran esfuerzo para sostener este estereotipo exigido. Lo cual, muchas veces, pone al mismo frente a un callejón sin salida. El problema surge cuando, al sentir amenazada su masculinidad, ataca. Acción muy bien ponderada dentro de este estereotipo de macho.

“Lo que más desestabiliza al macho (macho entendido como el estereotipo machista del varón), es sentir amenazada su potencia y superioridad.”

Esta construcción social del modelo de masculinidad se desprende del machismo, es su manifestación: un modelo frágil y rígido al mismo tiempo. Y es que, lo rígido tiende a rajarse. Por ello, lo ideal sería que cada uno llevase su masculinidad libremente, sin límites. Necesitamos más flexibilidad para construir nuevas masculinidades.

Origen de los valores masculinos tradicionales

Esos valores masculinos tradicionalmente aceptados que decimos que conforman la masculinidad frágil, están presentes en nuestra sociedad desde hace miles de años. Cuando los primeros Homo sapiens usaron la fuerza, por ejemplo, para ejercer dominio o tomar el control.

De hecho, los homos sapiens más exitosos eran los que podían luchar y cazar. Los más fuertes. Por lo que en esos tiempos, los rasgos más deseables en un hombre probablemente incluirían la agresión, la crueldad y la fuerza física. En relación con esto, quizá te interese leer este artículo sobre "¿Gobierno de los hombres o gobierno de las leyes?".

En definitiva, esta construcción social continuó durante siglos. Es más, el ejemplo está en que a lo largo de la historia, los gobernantes masculinos dominantes han ganado poder conquistando a otros.

Sin embargo, la sociedad contemporánea ha pasado por tal cambio de actitud y de pensamiento, que ya no celebra estas visiones arcaicas de la masculinidad. Aunque, por supuesto, sigue ocurriendo y lo pagan ciertos grupos y subculturas que siguen siendo víctimas de estas normas esperadas.

Es aquí cuando la masculinidad puede convertirse en frágil. En esta imperiosa necesidad de que los hombres sean de cierta manera, es decir, como lo dicta una ideología que se ha vuelto obsoleta durante mucho tiempo.

Ejemplos de masculinidad frágil

Si ordenamos los atributos en una escala, en la que A son los atributos muy masculinos y B son los atributos menos masculinos, veríamos claramente lo que se acerca a una buena masculinidad (supuestamente). O lo que viene a ser lo mismo: ser un “hombre hecho y derecho”.

La masculinidad frágil hace referencia a esa idea en la que todos esos atributos que definen al hombre se ven totalmente cuestionados en el momento en que alguien no cumple con uno de ellos. Algo que ocurre constantemente, claro. De ahí, la afirmación sobre la fragilidad de la masculinidad.

“Lo frágil de la masculinidad reside, precisamente, en la necesidad de demostrar constantemente la potencia masculina.”

Todos estamos expuestos a la masculinidad frágil y tradicional, pues no se trata solo de identificarla a través de la publicidad, sino de detectarla en nosotros mismos.

La masculinidad necesita ser explícita allá por donde va. Es esa necesidad constante de retar y demostrar autovalía, fortaleza, éxito económico, agresividad… Y mostrarse masculinamente duro, es lo que lo hace precisamente más vulnerable.

Estos son solo algunos ejemplos que hacen gala de lo frágil que es la masculinidad:

  • No llevar el bolso de una compañera o pareja.
  • Rechazar la cerveza “sin”.
  • Burlarse de un hombre que decide no comer carne.
  • Evitar el exceso de contacto físico con otros hombres.
  • Asumir el rol de conductor siempre en la familia.

Como podemos ver, la masculinidad frágil está más cerca en nuestro día a día de lo que nosotros creemos. Y es que, los ejemplos son infinitos. Por ello, muchos de nuestros esfuerzos se deben centrar en educar en la igualdad y en libertad, al igual que lo demuestran los puntos más importantes de la futura Ley de Libertad Sexual.

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Categorizado en: Educación y Sociedad

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      Comentarios

    1. Masculino dice:
      Tu comentario está pendiente de moderación. Esto es una vista previa; tu comentario será visible cuando se haya aprobado.
      La masculinidad lleva existiendo desde la existencia del ser humano, objetivamente. Lo que si es un CONSTRUCTO SOCIAL es la masculinudad fragil.
    2. Luis velez dice:
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      Wey alguien de los que comento termino de leer el texto de 25 páginas? Porque el chiste se cuenta solo. Para nada es lo que dice el texto. Osea no tiene que ver ni con feminismo ni una agenda política, habla sobre los esteriotipos y las responsabilidades impuestas del hombre. Cuando somos.seres humanos con capacidades distintas. Habra hombres más flacos, con mayor grasa, con distintos fisicos o capacidades. Y aguevo queremos exigirnos ser el más fuerte o el más capaz cuando tenemos que estar simplemente limitados con nuestra capacidad fisíca y estereotipica. No somos simios estupidos Tenemos masa encefalica capsz de ser empatica con todo tipo de ser humano. El verdadero hombre es el que es un buen padre, es el que acepta que no siempre puede manejar, que la mujer puede manejar, que es tolerante con las ideas de otros, que no esta buscando siempre imponer que no siempre debe ser lider o por lo menos no el que da las ordenes, todos y todas somos capaces de ser lideres y no ser lider no es solo decir qué hacer, un lider cuida de todos. Lean gente, no se compren el.discurso ancestral que nada más genera presiones sociales que no necesitan sean libres y dejen de repetir patrones del más chingón y de el hombre es más verga porque es hombre, ya es hora de vivir en paz.
    3. Algún hombre dice:

      Leí este texto porque una compañera me dijo que yo tenía masculinidad frágil solo porque mis compañeros hacen chistes sexuales entre ellos y yo no participo. En otras ocasiones me han dicho insensible y me han puesto otros adjetivos. Esto es lo que se llama representaciones que se hacen posibles debido a discursos con los que se puede representar a otros. El feminismo y el enfoque de género, a pesar de posar de libertarios y revolucionarios, no han podido salir de esta forma de ejercitar el poder. Y es que donde se declara el poder más revolucionario, es donde reside el poder más reaccionario. Como ejemplo está página que no tiene otro fin que vender un curso donde quieren ejercer poder sobre el cuerpo masculino. Sí, no buscan la transformación del yo, sino el disciplinamiento del cuerpo. Gracias.

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