¿Qué el chocolate no engorda?

“Antioxidante, antitrombótico y antiinflamatorio”, son tres palabras que pueden inducirnos a pensar que vamos a hablar de las virtudes de un nuevo medicamento comercializado en el mercado, pero nada más lejos de la realidad, pues el producto que hoy nos ocupa, además de tener un origen milenario que se remonta a los albores de las civilizaciones y que ha hecho las delicias de “casi todos” los presentes,  es un alimento que funciona como un poderoso antihipertensivo con eficacia demostrada en la prevención de la cardiopatía isquémica, relacionándose además, recientemente, con menores niveles de grasa corporal total y abdominal (la más peligrosa para la salud) . Hablamos, como no podía ser menos, del “alimento de los Dioses”, el chocolate.

Sin duda, resulta paradójico relacionar el chocolate con bajos niveles de grasas, y podría pensarse que es algo totalmente imposible dada la tendencia general a considerar rotundamente al chocolate como alimento prohibido en la instauración de  cualquier régimen dietético. Sin embargo, un grupo de investigadores de la Universidad de Granada ha desmontado científicamente en un artículo publicado en la revista Nutrition, al extendido y demonizado mito de que el “chocolate engorda”, eso sí, refiriéndonos siempre al chocolate negro y hablando de cantidades moderadas – “lo bueno si breve, dos veces bueno”- .

Los resultados del estudio- uno de los más exhaustivos y rigurosos-  financiado por la Unión Europea sobre hábitos de vida saludables y alimentarios en jóvenes de entre 12-17 años, ponen de manifiesto que, hábitos de consumo frecuentes de chocolate se relacionan con menores niveles de grasa central y total, independientemente de factores como el sexo, la edad, la actividad física que se realice, el tipo de alimentación…etc., y de acuerdo con una serie de medidas detalladas de pliegues corporales, Índice de Masa Corporal (IMC), y perímetros de cintura.

¿Cuál es la razón por la que el chocolate se comporta de esta manera?

La respuesta a esta pregunta parece residir en el contenido en catequinas (antioxidantes polifenólicos) que tiene el chocolate y que también están presentes de manera significativa en el té verde.  Estas sustancias, con eficacia demostrada como hipotensoras, antiinflamatorias y antiagregantes plaquetarias (que justifican las propiedades cardiosaludables del chocolate) parecen ejercer igualmente una influencia en la producción de cortisol y en la sensibilidad a la insulina, procesos ambos, relacionados con el sobrepeso y la obesidad.

Un hallazgo con relevancia trascendental desde la perspectiva clínica del asunto, ya que arroja más luz sobre el entendimiento de las variables y factores que participan en el control del peso y abren la puerta a nuevas investigaciones. Desde luego, buenas noticias para los “chocolate adictos”.