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Ftalatos y bisfenol A
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Ftalatos y Bisfenol A, prohibidos en los envases alimentarios

Ftalatos y Bisfenol A. La nueva Ley de Residuos (Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular), incluye una prohibición del bisfenol A y los ftalatos en los envases de alimentos a partir de 2023. Pero ¿conoces estos compuestos químicos y cómo se utilizan en la industria alimentaria? ¿Son tan peligrosos? ¡Respondemos!

Ftalatos y Bisfenol A

Los ftalatos y el bisfenol A son sustancias químicas con diversos usos que se utilizan principalmente en la fabricación de plásticos.

El bisfenol A es un compuesto químico sintético que se creó como hormona sintética femenina. Dados los riesgos que implicaba para la salud, finalmente no se pudo comercializar como producto farmacéutico. Para evitar perder el dinero invertido en la investigación, se investigaron usos alternativos y se descubrió que podía usarse para la síntesis del policarbonato. Desde entonces, se comenzó a utilizar en multitud de objetos. Actualmente se puede encontrar en bolígrafos, envases de bebidas y alimentos, botellas de plástico rígido, latas de conserva, bolsas de palomitas, etc.

Desde hace años, su uso ha sido muy controvertido y actualmente está clasificado en la Unión Europea como una sustancia puede causar:

  • Efectos tóxicos en la capacidad de reproducción.
  • Irritación respiratoria.
  • Lesiones oculares graves.
  • Alergias en la piel.

Por este motivo, aunque se podía utilizar en materiales plásticos, tenía un límite de migración y una ingesta diaria tolerable bajos. Además, actualmente la EFSA (Autoridad Europea de seguridad alimentaria), está revisando los niveles y se espera que disminuyan aún más.

Los ftalatos son compuestos sobre todo empleados para hacer los plásticos más maleables. Aunque también están presentes en perfumes, calzado, ambientadores, geles de ducha, productos de limpieza, tápers y muchos productos más.

Al estar presentes en tantos productos, ha aumentado la preocupación por sus efectos en la salud. Como hemos visto, se utilizan como aditivos, motivo por el cual la unión entre los ftalatos y el bisfenol A y los plásticos, es débil. Esto provoca que puedan migrar del plástico al alimento y, al consumirlo, al cuerpo humano. Este es el problema principal de estos productos químicos ya que están considerados como disruptores endocrinos por algunas organizaciones como la ECHA (Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas). Además, han sido incluidos en la Lista de sustancias candidatas de sustancias extremadamente preocupantes (SVHC) y pueden ser perjudiciales para la salud.

¿Qué son los disruptores endocrinos?

Según la OMS son sustancias químicas de origen, estructura y usos diversos capaces de actuar como si fueran hormonas y causar daños en la salud. Interfieren con la producción, la liberación, el transporte, el metabolismo, la unión, la acción biológica o la eliminación de las hormonas encargadas de regular el crecimiento y desarrollo.

Estas sustancias químicas producen desequilibrios en el balance hormonal y pueden provocar disfunciones tiroideas, alteraciones en el crecimiento, aumento de la incidencia de problemas relacionados con el tracto reproductor masculino, disminución de la fertilidad, pérdida en la eficacia del apareamiento, anomalías del comportamiento, alteraciones metabólicas evidentes desde el nacimiento, desmasculinización, feminización y alteraciones del sistema inmune, e incluso aumento en la incidencia de diferentes tipos de cáncer.

Para que se pueda considerar a un compuesto como disruptor endocrico, tiene que cumplir tres criterios. Que presente un efecto adverso, una actividad endocrina y que se pueda establecer una relación causal entre ambas.

Este punto es el que presenta mayor dificultad dado que el estudio de los efectos de los disruptores es muy complejo. Especialmente, porque no producen efectos lineales y dependen del estado hormonal del individuo, del momento de exposición e incluso de la combinación de disruptores presentes en el organismo.

Por todo esto, la legislación es cautelosa y, hasta el momento no existe un consenso a nivel mundial sobre la regulación de los disruptores endocrinos y sólo se ha prohibido su utilización en envases en algunos países.

Otras fuentes de disruptores endocrinos.

¿Se ha solucionado el problema de los disruptores una vez prohibida la utilización de ftalatos y bisfenol A en envases de alimentos?

La realidad es que no. Los sustitutos que se están utilizando tampoco son inocuos.

Por ejemplo, para sustituir el bisfenol A se están utilizando otros productos químicos muy similares como el bisfenol-S (BPS) o el bisfenol-F(BPF).

Además, también se usan otras otros compuestos químicos como las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS), o la Benzofenona-3 (oxibenzona).

Actualmente, desde la Unión Europea se están realizando numerosos estudios para analizar el riesgo potencial en la salud humana de diversas sustancias químicas. Deberemos, por tanto, esperar a que Parlamento Europeo emita los reglamentos o directivas pertinentes sobre la prohibición o no de estos compuestos.

Cómo evitar los ftalatos, el bisfenol A y otros compuestos similares.

Pese a los riegos de los ftalatos y el bisfenol A, no hay que alarmarse. Hay que tener en cuenta la dificultad que conlleva estudiar los disruptores endocrinos y determinar por tanto la dosis diaria recomendada.

Además, aunque hay que considerar la frecuencia y la dosis de estos compuestos en nuestra dieta, no hay que olvidar que hay otras sustancias con una influencia mucho mayor en nuestra salud. No tendría mucho sentido, por ejemplo, preocuparse por el BPA en las botellas, pero fumar a diario.

Pero dado que sí podemos hacer pequeños cambios en nuestro día a día para no consumir estos compuestos a diario, a continuación, te indicaré algunas precauciones. Te interesarán especialmente si tienes niños en casa (bebés y jóvenes) o estas embarazada, pues según los estudios, estos son los grupos más afectados por los ftalatos y el bisfenol A.

  • Utiliza botellas de vidrio o de acero. Evita las de aluminio (pueden tener recubrimientos de resina con BPA) y las de plástico ya que el bisfenol puede reaccionar con el cloro del agua y liberar compuestos aún más estrogénicos.
  • Prioriza el uso de los plásticos más seguros. Para ello verifica el símbolo debajo de los envases. Los plásticos con el código 1, 2, 4 y 5 están libres de estos compuestos. Se deben evitar los que tengan el símbolo 3, 6 o 7.
  • Evita calentar los productos plásticos en el microondas o el lavavajillas para evitar favorecer la migración de estos compuestos a los alimentos. Por ejemplo, el túper.
  • Cuidado al manipular papel térmico, como los tiques.
  • Opta por alimentos frescos o congelados.
  • Cuidado con las latas. Nunca las utilices para cocinar y traslada la comida sobrante a contenedores de vidrio para guardarlas en el frigorífico. Además, prioriza cuando puedas las conservas en frascos de cristal. Especialmente en el caso de los líquidos, como las sopas y las salsas.
  • No reutilices los plásticos desechables como vasos, contenedores, platos o cubiertos. Especialmente los que no incluyan una señal clara que indique que son resistentes al lavavajillas.

Categorizado en: Biosanitario

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