Trabajar con jóvenes implica, asumir el reto de acercarse a las últimas innovaciones e investigaciones que se desarrollan en relación a la juventud, estando al día de las prácticas que nos ayudan a determinar nuestros objetivos de intervención, poniendo la mirada en la obtención de intervenciones que transformen la realidad social y generen cambios positivos en el desarrollo de la ciudadanía en general y, particularmente, de la participación de jóvenes en esta.
Las aportaciones de distintas disciplinas e investigaciones, han enriquecido la intervención social y comunitaria en los últimos años, conformando un campo de acción que necesita de la integración y cooperación laboral de distintos profesionales para la puesta en marcha de proyectos sociales y educativos.
En septiembre de 2016, se celebró en Girona el XIXX Congreso Interuniversitario de Pedagogía Social, con el título "Pedagogía social, juventud y transformaciones sociales". Desde este Congreso se marcaban algunos retos a asumir desde la intervención social y comunitaria con jóvenes.
Retos para quién trabajas con jóvenes
1. Centrarnos en las potencialidades
La etapa que comprende el paso de la infancia a juventud, representa un tiempo de autoconstrucción de la propia identidad, influyendo en nuestro desarrollo intelectual, físico, sexual y afectivo. Esta etapa se presta al paternalismo, la infravaloración y, en ocasiones, la marginación, por parte de las personas adultas, aspectos que influyen directamente en cualquier tipo de intervención que queramos poner en marcha, siendo un factor principal a tener en cuenta a la hora de construir un proyecto o programa para trabajar con jóvenes.
Como educadoras y educadores, debemos pensar en las y los jóvenes como personas con voz propia e interlocutoras/es de pleno derecho en la sociedad, más que como personas que aún carecen de la maduración necesaria para ser consideradas adultas. Las últimas investigaciones y proyectos enfocados a trabajar con jóvenes, destacan precisamente la necesidad de enfocar nuestras prácticas profesionales desde las potencialidades de las personas, más que centrarnos en aquello que carecen.
2. Superar los estereotipos
Algunas de las dificultades que podemos encontrarnos al trabajar con jóvenes vienen marcadas por los estereotipos que, tanto los medios de comunicación, como los distintos programas de atención a la juventud, han transmitido y construido en torno a este período del desarrollo personal. Términos como Generación ni-ni, generación JASP, generación perdida, millennials… han propiciado la generalización en torno a un colectivo completo de personas, basándose en el modo de vida de algunas de ellas.
Desde la educación y la intervención social, nuestro trabajo implica también saber apartarnos de aquellos calificativos y generalizaciones que estigmatizan a todo un colectivo, enfocando nuestras prácticas desde perspectivas que ayuden a empoderar a la juventud hacia una participación activa y una práctica responsable y crítica de la ciudadanía. Facilitando así, su propia construcción como integrantes de la sociedad en la que viven.
3. Apostar por proyectos "híbridos" y multidimensionales
La construcción de experiencias “híbridas” y multidimensionales, dan la posibilidad de afrontar nuestra intervención desde el trabajo cooperativo con profesionales de distintas ramas de conocimiento, enriqueciendo el desarrollo de la propuesta educativa y potenciando las posibilidades de participación de las y los jóvenes. Un ejemplo de prácticas de este tipo, podemos encontrarlo en los proyectos desarrollados desde la convocatoria realizada por IDENSITAT en colaboración con el Consejo Superior de Deportes y que recogió numerosos proyectos interdisciplinares que buscaban transformar el espacio, las relaciones y las practicas desde la cooperación entre distintas disciplinas de trabajo, como el desarrollado por el colectivo Zuloark en la transformación de “El campo de Cebada”.
4. Desarrollar proyectos para la recuperación de espacios desde los intereses de la juventud
La reapropiación de espacios para la puesta en marcha de actividades y asociaciones juveniles, representa una forma de transmitir a la juventud las posibilidades de la participación ciudadana en la sociedad.
Además, desde la invitación a desarrollar sus propios proyectos se construyen como personas emprendedoras, capaces de desarrollar nuevas metas y objetivos futuros desde el trabajo en equipo y la implicación social. Los proyectos desarrollados desde “La Maranya” o el centro juvenil “La Estación”, pueden ser un buen ejemplo de esta transformación de espacios llevada a cabo por y desde la juventud.
5. Involucrar a los jóvenes en la transmisión de conocimientos hacia la sociedad
Proyectos que utilizan las nuevas tecnologías como un instrumento de mediación y transformación por y desde la juventud, como los que ponen en marcha desde Gijón con la construcción de smart city kids, o el proyecto conecta joven, que prepara a las y los jóvenes para que puedan ejercer como formadores de las personas más mayores de la comunidad, en el aprendizaje de las nuevas tecnologías.
Este tipo de proyectos, no solo ayudan a empoderar a la juventud, sino que además transmiten el valor de la educación y el trabajo intergeneracional, resaltando los aspectos más beneficiosos de las nuevas tecnologías, abriendo nuevos caminos de formación y desarrollo profesional a la juventud.
Comentarios
Muy bueno, me gustaría que me compartieran más artículos sobre cómo puedo trabajar con jóvenes de nivel secundaria